Las preguntas se amontonan. ¿Demuestra la sentencia firme del caso Urdangarín que la justicia española es igual para todos? ¿Se impondrá la solidaridad ciudadana a la contraofensiva xenófoba que ha desatado la futura llegada del Aquarius y su doliente pasaje? ¿Serán capaces los del PP de capear su congreso extraordinario sin apuñalarse? Y aquí, en Aragón, ¿qué pasará en Andorra y comarca cuando cierren la térmica y las minas?

Bueno... Lo del yerno y cuñado de los reyes puede provocar dudas porque al menda le ponen una pena notablemente inferior a la que les cayó, por ejemplo, a Correa y a Bárcenas. La cosa tendrá su explicación técnica pero el personal, que en unos y otros asuntos solo ve idéntico saqueo al erario, se queda perplejo. Y no digamos si se compara con los raperos y tuiteros condenados por ser... ¿inconvenientes?

Por supuesto no todos los españoles somos iguales ante la Ley, ni ante nada. Eso sí, solo el hecho de que un personaje del calado y la calaña del exduque de Palma vaya a pasar una temporada en el talego indica que somos mucho menos desiguales que hace unos decenios. Algo es algo.

El gesto español ante la terrible emergencia humanitaria que supone la situación del Aquarius provocará la crítica desaforada de la gente malvada, de los racistas y de los imbéciles. El ministro del Interior italiano, que considera la circunstancia una victoria de la Liga Norte, es un neofascista y un miserable. Quienes estén de acuerdo con él...

No sé que harán en el PP. Apuesto que al final la tendencia histórica de la derecha a mantenerse agrupada dejará sentir sus balsámicos efectos (bastante tienen ya en ese espacio ideológico con la irrupción de Ciudadanos). Porque, como se líen, se caen con todo el equipo... y con las cosas de comer no se juega.

Del carbón turolense poco cabe decir. Estaba condenado hace ya años. Se sabía, se dijo, se advirtió de que la reindustrialización de la zona era, en gran medida, un pufo. Pero los jefes (y muchos de sus súbditos) estaban en la inopia. Ahora nos va a pillar el toro. ¡Ay, la Tierra Noble!