La movilización de tantos efectivos de protección civil para enfrentar el siniestro de Pirotecnia Zaragozana no pasó desapercibida para los alcaldes de los municipios y barrios rurales del entorno. Rápidamente detectaron la necesidad de suministrar agua a tantas personas situadas en un auténtico erial con altas temperaturas y fuerte tensión emocional. Desde Garrapinillos, Casetas, Pinseque y Utebo pronto llegaron reservas de agua mineral.