Lo del agua, esos desmanes generados por la naturaleza que tantos males causan y tanto dinero cuestan al común, pone de relieve la absoluta incompetencia de la clase política, de uno y otro signo, preocupada por sus bolsillos, sus coches oficiales, sus comilonas, su ropa de primeras marcas y el ayudar de todas las maneras posibles a sus amigos y a sus amos. Resulta acojonante escuchar a la presidenta de Aragón achacar los problemas generados estos días por la incontinencia del Ebro a "un comportamiento extraño del río". En otro país ya habría tenido que presentar su dimisión. Aquí solo se acuerdan de su querida Santa Bárbara cuando truena. ¿No han tenido años y más años para paliar los desmanes de un río que de cuando en cuando, y de manera natural, busca su espacio? Unos bárbaros han permitido de siempre el deterioro de las riberas, la mala regularización de los caudales, el escaso control de las avenidas, la suciedad de las aguas... Y encima el funcionamiento de una CHE más que errático. Su actual presidente quiere presentarse como cabeza de lista al Ayuntamiento de Zaragoza en los próximos comicios... Los pueblos están donde están desde hace siglos y capean como pueden, y sin soluciones, el temporal. Los políticos han permitido el desarrollo de Zaragoza en actuaciones como el Actur y no hace mucho la Expo.... ¡Madre mía la que se montará cuando el Ebro ruja de verdad y las avenidas superen mucho más las actuales cotas!, cosa que alguna vez sucederá. ¿Se piensa en soluciones?

Profesor de universidad