Cada nueva decisión de la Consejería de Sanidad que dirige Ricardo Oliván es más difícil de interpretar en clave de ventajas para el paciente. Ahora se pretende eliminar el servicio de Urgencias a partir de las ocho de la tarde que se venía prestando en el centro zaragozano de Sagasta y que se quiere desviar al hospital Provincial. Si fuera para optimizar recursos y en el ámbito de una estrategia sanitaria global, bien documentada y mejor explicada, cabría atender las sugerencias del departamento. Pero la táctica es otra. Se va a salto de mata, imponiendo reformas y recortes que los usuarios no aceptan porque no los entienden, sabedores --quizá-- de que todo se reduce a la búsqueda de una rebaja del gasto. Las urgencias irán al Servet y al Clínico --por referencia y cercanía-- aumentando el ya alto grado de presión. ¡Vaya gestión!