Hace escasamente dos semanas viajaba a Aichi (Japón) junto al secretario técnico de la Confederación de Empresarios de Zaragoza (CEZ). Formábamos parte de una delegación empresarial organizada por la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), encabezada por su vicepresidente Pedro Barato y el director de Relaciones Internacionales de la organización, José María Lacasa. El objetivo de esta misión era fomentar encuentros empresariales y estrechar lazos de cooperación con el país asiático, además de analizar las inversiones y perspectivas sectoriales y regionales, haciendo especial hincapié en la Expo Zaragoza 2008. En concreto, impartí en el pabellón de España una conferencia sobre el fomento de la actividad empresarial y las inversiones al amparo de la Expo 2008.

CON LO PRIMERO que me encontré al llegar a la Prefectura de Aichi, que cuenta con siete millones de habitantes y alberga la tercera ciudad mayor de Japón (Nagoya) es con un calor y una humedad a la que estoy seguro que pocos occidentales podrían hacer frente, hoy por hoy. Lo peor es que estas condiciones atmosféricas se reproducían de igual manera en el recinto de su Exposición dedicada a la Sabiduría de la Naturaleza , donde se abordaba de forma general y específica los temas de la humanidad, la naturaleza, la ciencia y la tecnología. Sólo espero que al menos en este aspecto tomemos nota en Zaragoza y nadie se nos pueda quejar de climatología adversa.

Llegados al Pabellón de España, después de haber visitado otros muchos pabellones pude comprobar --y además con orgullo-- que nuestro país sabe hacer las cosas. En primer lugar, porque la arquitectura sobresalía en calidad y diseño.

No en vano, España recibió la medalla de plata, por detrás de Corea, aunque este primer galardón más se debe a motivos políticos que a méritos propios, creo yo. Pero, en fin, así están las cosas. De la muestra japonesa me quedo con el caleidoscopio más grande del mundo en la Torre de la Tierra, el pabellón de Toyota con un espectáculo nada desdeñable y con otros que no desmerecieron en absoluto como los de México y Croacia.

Eché de menos algo que sí reconocí en la Expo de Sevilla, que fue el dinamismo y movimiento. Las largas colas que se formaban, sorprendentemente con pocos occidentales, atendían a razones de espectáculo, y sinceramente se podían contar con los dedos de una mano.

¿Cómo es posible que los voluntarios que atendían al público de la exposición sólo supieran japonés?. Esa fue otra de mis sorpresas. La comunicación es importante y siempre se agradece tener a alguien que hable alguna de tus lenguas. Quizá para la Expo 2008, podemos subsanar esta falta de previsión. Tras la conferencia, además de charlar con mis homólogos asturianos, extremeños y tarraconenses tuve ocasión de estar con un grupo de la Sociedad Española de Exposiciones Internacionales (SEEI), entidad que se encarga de la redacción y construcción del pabellón de España en nuestra futura Expo. Fueron ellos quienes subrayaron la importancia de que se defina en primera instancia el futuro uso que se quiere dar a los pabellones tras la exposición, factor que condiciona en gran medida la redacción del proyecto. Idea que supongo deberíamos asumir de inmediato.

ME RESULTO muy grato, como ingeniero de caminos, comprobar las infraestructuras de acceso a la Expo (situada a 30 kilómetros de la ciudad de Nagoya y en pleno bosque) con un tren levitado magnéticamente, sistemas de tránsito inteligente multimodo... Sin duda, un sistema de transporte mucho más innovador que el nuestro.

En este periplo, las impresiones se fueron sucediendo y creo que aprendí lecciones para la Expo 2008. Es importante buscar soluciones para el microclima de Ranillas, diseñar buena arquitectura; es fundamental contar con accesos bien planificados y proyectados, comunicar en cuantos lenguajes sea necesario, y no olvidar que la imaginación y el espectáculo conecta rápido y con éxito, supliendo las barreras entre civilizaciones y culturas.

Por cierto, que en Kioto, entre tanta marabunta de coches nos preguntamos dónde pararía "el Protocolo ..., para compensar vi hermosos templos, castillos feudales y un tratamiento blando y muy adecuado para las riberas, con ríos encauzados a través de escollera; que bien merece su estudio.

* Secretario general de la Confederación de Empresarios de Zaragoza (CEZ)