La segunda gran manifestación a favor de la unidad de España en menos de un mes fue de nuevo multitudinaria y tuvo unos innegables aires de campaña electoral. Mientras el independentismo sigue aturdido después de la decisión de Mariano Rajoy de convocar elecciones para el 21 de diciembre, los partidos constitucionalistas (PP, Ciudadanos y PSC) se dieron ayer un baño de masas. Incluso el discurso de Josep Borrell, de nuevo el orador estrella del acto organizado por Sociedad Civil Catalana, tuvo aires electorales al llamar a participar a todos aquellos que tradicionalmente se abstienen en las elecciones autonómicas a participar en la cita del 21 de diciembre.

Porque eso, unas elecciones autonómicas convocadas al amparo de la Constitución y del Estatut, es lo que se celebrará el 21 de diciembre en Cataluña. En el estado de postración en el que se encuentra el independentismo tras la convocatoria electoral (en sí mismo, la prueba palmaria de que la declaración de independencia del viernes es papel mojado) existe la tentación de buscar el enésimo ardid, en forma de apellido para esas elecciones, y así justificar su participación en ellas. Ni plebiscitarias, ni constituyentes. Las elecciones del 21 de diciembre son autonómicas y deben servir para que Cataluña abandone la vía muerta a la que la ha llevado la apuesta unilateral del independentismo, concretada en la aprobación de leyes ilegales según el ordenamiento constitucional y estatutario. Deben servir también para que los ciudadanos, en las urnas, expresen su opinión sobre lo sucedido en estas semanas de vértigo y pasen las correspondientes facturas a quien consideren oportuno.

El independentismo no tiene demasiado tiempo para decidir si concurre a las elecciones y si lo hace de nuevo en coalición, en una nueva versión de Junts pel Sí y PDECat. Boicotearlas sería un nuevo acto de irresponsabilidad a sumar a los ya cometidos, al margen de un suicidio político, ya que dejaría a casi la mitad de la población sin representantes en las instituciones. De la misma forma, hoy, primer día laborable desde la entrada en vigor del artículo 155 de la Constitución, hay que confiar que la responsabilidad será la nota predominante. El cambio de mandos en los Mossos d’Esquadra, ejemplar, es el camino a seguir en las consejerías y en la misma presidencia de la Generalitat.