En el corazón de la Galia hispana (Celtiberia), una aldea de 350 habitantes unidos se ha rebelado. El motivo: la iglesia del convento de Gotor (ss. XVI-XVII) se está cayendo. No es un episodio aislado, es la prueba del olvido y abandono de las institucionesrespecto a estos confines del Sistema Ibérico. Sus habitantes resisten frente a la despoblación y el envejecimiento imparables defendiendo con uñas y dientes lo poco que les queda: el patrimonio cultural y natural. Sus quejas están avaladas por la estadística; el proyecto Serranía Celtibérica, realizado por investigadores de la Universidad de Zaragoza, diagnostica que el territorio de la antigua Celtiberia es el más despoblado de Europa, menos de siete habitantes por km cuadrado, ¡menos que Laponia!

Una de las consecuencias que ha deparado la "revolución silenciosa" que inoculó el 15-M es la activación de una ciudadanía aletargada por la dormidera pactista de la Transición. Muchos políticos saludan ahora con la boca pequeña esta resurrección, pero en realidad la temen, sobre todo cuando les afecta directamente: que se lo pregunten al "progre y ejemplar Monago" ahora encausado por malversación. También se lo debiera preguntar a sí mismo el director general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón, que aparece en Wikipedia como el consejero que logró en 1999 la declaración del mudéjar aragonés como Patrimonio de la Humanidad. Pues bien, una joyita de ese arte exclusivamente hispánico no llegará al verano por su inacción administrativa, pues duerme en el Pignatelli un plan para practicar una cubierta de urgencia que no se ha llevado a cabo y que, tras este revuelo mediático, se han apresurado a rescatar, veremos si lo ejecutan o es una simple maniobra disuasoria.

Lo único que les interesa a estos señores con coche oficial es mantenerse y sostener a sus paniaguados; para ello envían a las comarcas a sus "legados" que controlan alcaldes, agentes de desarrollo rural y otros cargos comarcales y locales que aseguran votos y prebendas para los partidos del régimen. Los problemas reales de la ciudadanía son para ellos secundarios. La única manera de romper esta cancerígena inercia, en espera de unas elecciones que se presumen catárticas, es la movilización ciudadana. Gotor es un ejemplo esperanzador protagonizado por una población consciente y encabezada por un alcalde que antepone los intereses del pueblo al "juego de tronos".Estos galos/celtíberos airados están dispuestos a todo, incluso a recurrir al crowdfunding para salvar un templo de rodeno que se ha convertido en símbolo de su dignidad colectiva... Y seguro que lo consiguen, o al menos harán salir de sus confortables madrigueras a los hurones que nos gobiernan en todas las escalas. Fuenteovejuna: esta es la salida más eficiente y digna para la Laponia europea, olvidada, marginada, sacrificada y ninguneada por todas las administraciones desde un desarrollismo que para ella fue sentencia de muerte. La era digital, la inteligencia colectiva en red y las redes sociales son armas muy potentes; ellas pueden ayudar a superar los hándicaps de la dispersión/exclusión territorial y fomentar comunidades virtuales en pos de objetivos tan necesarios como urgentes. Con más "galos rebelados" y más decididos Abraracúrcix la Celtiberia no estaría abocada, como ahora, a la catalepsia; y eso vale para toda España Rural Interior, vastísimo territorio del que los diferentes poderes solo se acuerdan cuando hay elecciones o truena. La nueva España que está alumbrándose tendrá que sustentarse también en la solidaridad hacia esta ultraperiferia interior, canalizando inversiones, promoviendo de manera sostenible su riqueza potencial, especialmente su patrimonio cultural y natural. Gotor y la Comarca del Aranda fueron prósperos en el pasado, gracias a la laboriosidad de sus habitantes celtíberos o mudéjares; el convento gotorino de la Consolación llegó a tener centenas de monjes e incluso funcionó como universidad. La decadencia fue consecuencia del vampirismo del régimen señorial, que ahora tiene su continuación en los nuevos draculines que succionan a los que en realidad sustentan sus privilegios. Hay que invertir esa tendencia y solo esa ciudadanía movilizada lo podrá conseguir. Necesitamos Astérix anónimos que reescriban la historia: "Toda la Celtiberia estaba bajo el yugo de los romanos, pero había una aldea que resistía y allí empezó la rebelión que cambió el mapa del Imperio...".

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