Lo último ha sido esta imparable y tremenda decadencia de los equipos que otrora estuvieron en la élite del deporte-espectáculo. Aunque detrás del fantasmagórico Tecnyconta o del patético Real Zaragoza hay algo más: un bajón cultural que lo abarca casi todo, desde la plástica a la música; una desmovilización social que desafía el empeño municipal en darle participación al vecindario; una aplastante rutina que apalanca la inquietud y el debate social encerrándolo en el armario de los lugares comunes... y además el retorno de los poderes clásicos, el creciente control de lo más importante por ciertas entidades privadas o semiprivadas, las mesas camilla y las familias que presumen de tradición fáctica.

Es probable que Zaragoza en Común, con sus parvulerías, sus desbarres y su desconcertante ignorancia, sea en estos momentos el único factor simbólico que todavía desafía la normalización de Zaragoza según los paradigmas de los años 60, cuando la ciudad batió todos los récords de vulgaridad y sumisión. Solo así se explica la obsesión que tiene la gente bien de la ciudad con Santisteve y los suyos. Y eso que los comunes, además de gobernar en minoría y contracorriente, están gestionando la cosa financiera con un rigor y una voluntad cumplidora que llevábamos decenios sin ver. Que si quieres... Cada despiste (o lo que sea) de Cubero o cada arrebato de mi amigo Rivarés levanta polvaredas, y ahí sale Azcón, adalid de la derecha formal, echando fuego por la boca y contagiando de su santa ira al socialista Pérez Anadón. Así vamos tirando mientras el 2008 queda cada vez más lejos. Hay buen ambiente, eso sí, las noches de los sábados están concurridas, el personal se muestra amable y bastante alegre. Con no ir a La Romareda, todo solucionado. E incluso quienes van también disfrutan a su manera, porque el masoquismo, una vez que le coges el tranquillo... Los más criticones añoran los tiempos de Agapito, cuando la afición aún podía desahogarse coreándole lindezas al dueño de la SAD. Pero ahora reina una indolora resignación. Algo pasa, sí.