Allá por 1941 Azorín cuenta que en 1898 Ramiro de Maeztu, Pío Baroja y él mismo fundaron un partido que se llamaba "Los tres". Bajo ese título publicaron un manifiesto en que trataban de desenvolver "activa campaña de salubridad moral" y "reformas de pergeño económico" referidas a nuestro país. No parece que en aquel momento fuesen demasiado escuchadas y atendidas, pero como siempre se está a tiempo si la dicha es buena --y viniendo de "esos tres" tengo para mí que esta lo es-- tal vez no nos venga mal recordar que según sus palabras "toda política supone una moral y una filosofía. Toda política que no está corroborada por una filosofía subsidiaria adolecerá de inconsistencia". Supongo que si estos tres grandes hombres pudieran ver ahora España tendrían la "tranquilidad" y certeza de que su país sigue siendo fiel a su país.

Y no es que la fidelidad sea algo malo, al contrario, por sí y sin reparar en contenidos, es exaltada como gran virtud por la mayoría, sin embargo, quizás en este preciso caso más nos convendría ser algo menos fieles a nosotros mismos y algo más a las razones que la razón nos aporta. Muchas e importantes cosas han cambiado en nuestro por aquí desde entonces, desde luego. Cuando Azorín escribía esas frases el régimen político gobernante era el que tras un alzamiento militar y una sangrienta guerra civil se había abierto paso a golpes. Y como todos sabemos se prolongó, fue eternamente largo.

Hoy, y ya hace bastante de eso, vivimos en democracia. La verdad es que la expresión "vivir en democracia" no solo no me gusta sino que me suena algo hinchada y redicha. Se vive en un lugar u otro pero igual que no se vivía en dictadura no me convence eso de" vivir en democracia". Yo vivo en Zaragoza y el régimen político de mi país es la democracia, bastante mediocre por cierto y dicho sea no de paso sino con toda voluntad e intención. Y entre otras razones lo es o así, a mí me lo parece así, porque siguen siendo absolutamente necesarias y sorprendentemente urgentes las "reformas de pergeño económico" y las "campañas de salubridad moral" y no lo son por mera y caprichosa ocurrencia mía, sino que buenas razones así lo indican. Veamos: por un lado, según un informe presentado en Madrid el 5 de diciembre de 2014 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) esta Agencia de Naciones Unidas, confirmaba que la brecha que separa la parte más rica de la más pobre en España se ha incrementado entre un 40 y un 50% y ha transformado a nuestro país en el segundo más desigual --después del meritorio puesto ocupado por Estados Unidos-- en el conjunto que incluye la Unión Europea y Norteamérica. Entiendo que tan destacado puesto aconseja si no "obliga" a no retrasar demasiado las reformas económicas --y jurídicas-- que permitan cesar el aumento de la brecha y aun reducirla...

Por otro, la prestigiosa agencia de noticias Europa Press aseguraba, también el pasado año, que las cifras de la corrupción en España eran del siguiente tenor: 1.700 causas, más de 500 imputados y 20 personas en prisión. Si después de eso alguien se atreve a decir que en España no es precisa una activísima "campaña de salud moral" que vengan "los tres" y lo vean.

Profesora de Derecho. Universidad de Zaragoza