El Ayuntamiento de Zaragoza es una casa de alta tensión. Pero eso no quita para exigir a los concejales y al alcalde que una cosa es excitarse en el debate político y otra muy distinta insultarse como si estuvieran en un patio de recreo. El histórico socialista Roberto Fernández ha dado ya muchas muestras de no ser respetuoso en las formas. La última ha sido decirle al edil de ZeC Pablo Híjar que es «un mierda», «un individuo infecto». Claro que hace poco le dijo a la concejala Elena Giner que tenía «cara de asco». Y el propio Híjar le había dicho a Férnandez tiempo atrás que era un «mafioso». Alcalde, portavoces..., alguien tiene que poner fin a este estallido. Y si no, algunos concejales deberían irse a casa.