La detención de tres responsables de una residencia de ancianos en Zaragoza que presuntamente estafaron a algunos residentes aprovechando su delicado estado de salud, físico y mental, pone de relive el necesario control que debe aplicarse sobre las organizaciones que tienen acceso a estas personas. Fue la denuncia de unas trabajadoras la que puso en alerta a los inspectores de centros que, a su vez, facilitó la investigación policial. La vulnerabilidad, especialmente mental, en la que se encuentran algunos ancianos que acuden a estas residencias y más si no tienen tras de sí un apoyo familiar puede ser terreno abonado a desalmados. De ahí el imprescindible control de los servicios sociales en su seguimiento.