Si utilizáramos el rasero que la gente de orden de este país, desde el PP a CIs, pasando por toda esa interminable retahíla de medios ultraconservadores sustentados, a través de la banca, con el dinero de todos, no cabe duda de que nuestras cárceles estarían a rebosar de escritores, cineastas, actrices y productores culturales en general. Una apresurada mirada a la gran literatura universal descubre una infinidad de autores que han desarrollado temas cargados de violencia, de odio, de atrocidades, sin que ello suponga una defensa de esas actitudes. Hay que ser realmente estúpido para entender que cuando alguien hace una película en la que sale un maltratador se está haciendo apología del maltrato, o que cuando aparece un terrorista se hace apología del terrorismo.

¿Estamos rodeados de estúpidos? ¿Los dirigentes del PP y CIs, el juez encargado del caso de los titiriteros, los dirigentes de la AVT, son tan ágrafos e incultos que ninguno de ellos ha leído a Baudelaire o ha visto westerns de Ford? ¿No saben que la literatura, el cine, rebosan de alusiones al terrorismo, al nazismo, sin por ello hacer apología de los mismos? No, son perfectamente conscientes, lo saben de sobras. Entonces, ¿por qué esa reacción tan brutal ante la obra de títeres de los carnavales de Madrid?

Que el PP hable de protección de la infancia, un partido responsable de que miles de niños hayan pasado hambre por retirar ayuda a los comedores escolares, es una infamia. Pero bueno, coincidiré en que la mentada obra no era apropiada para niños. Es decir, que alguien entre los programadores debería darse de cabezazos contra la pared por haber programado como actividad infantil una obra tan inconveniente. Y no tanto por la violencia de la misma, sino porque lo pobres niños no habrán entendido nada. La violencia, extrema, acompaña de siempre a los cuentos infantiles. ¿O acaso ninguno de los arriba mencionados ha leído Barba Azul, por ejemplo?

Ahora bien, de que los programadores del ayuntamiento asuman sus responsabilidades a que haya habido dos ciudadanos encarcelados hasta ayer por representar una obra de teatro, va un trecho que una democracia seria no puede aceptar. Asusta realmente observar la deriva represiva que está adquiriendo nuestro país, la multiplicación de casos en los que se pide prisión por hechos que tienen que ver con la libertad de expresión o manifestación. Escuchar a portavoces del PP como Alonso o Casado, solicitar medidas contundentes contra los titiriteros les descalifica, una vez más, como demócratas.

No se trata de estupidez, se trata de ideología, de rédito político. La derecha de este país no soporta los gobiernos del cambio, no consiente que cuatro perroflautas vengan a joderles el negocio, no acepta que alguien ose menguar sus privilegios. El Poder es suyo, lo ha sido siempre, y eso no puede cambiar. Por ello, hay que utilizar cualquier argumento para machacar al enemigo.

¿Apología del terrorismo? ¡Venga, hombre, dejémonos de tonterías! Si quieren actuar contra la apología del terrorismo ahí tienen a su Jiménez Losantos, que declara que no le importaría disparar contra los dirigentes de Podemos; o a sus muchos dirigentes que hacen apología del terrorismo franquista, el más sangriento que ha conocido este país; si quieren otras apologías, ahí tienen a sus múltiples obispos que justifican la violencia de género o la pederastia.

La derecha, con todos sus resortes políticos, judiciales y mediáticos, ha declarado una guerra abierta a los gobiernos del común. Y en una guerra, todo vale, hasta burlar los procedimientos democráticos o faltar a la verdad. Era algo que muchos sabíamos iba a ocurrir. Por ello, es preciso que estos gobiernos midan con tino todas sus acciones, no promuevan polémicas innecesarias, eviten jardines superfluos. Hace falta, sin duda, mucha inteligencia.

Miembro de Frente Cívico Somos Mayoría.