Los datos son cada vez más importantes en nuestra sociedad. Piensen cuánto usamos a diario los datos móviles y como hemos cambiado la forma de usarlos en solo unos años. La red 4G es ahora mismo la más rápida y potente que tenemos en Europa, pero con el crecimiento en la transmisión de datos ya no será suficiente. Por eso necesitamos acelerar y redoblar esfuerzos para lanzar la nueva generación de la red móvil, el 5G.

Esta tecnología tiene una capacidad enorme para transmitir grandes cantidades de datos a alta velocidad. También permite desarrollar servicios innovadores como los coches interconectados, la atención sanitaria a distancia, las ciudades inteligentes o la retransmisión de vídeos cuando viajamos por el continente. Pero para que esto funcione en toda la UE necesitamos mejorar la colaboración en la gestión del espectro radioeléctrico, un recurso clave para las comunicaciones móviles.

Europa necesita moverse rápido y unida para aprovechar al máximo las oportunidades del 5G y convertirse en uno de los líderes mundiales en este campo. Eso es imprescindible a la vista de nuestra experiencia: en el desarrollo del 4G, Europa se quedó atrás durante años. Además, la industria de dispositivos móviles europea tardó demasiado en adaptarse a internet y a la aparición de los teléfonos inteligentes, pese a que disponía de la tecnología y de una posición dominante en el mercado. En el 2008 las compañías europeas poseían más del 80% del mercado mundial, pero en menos de cinco años esta industria desapareció de Europa y con ella toda una cadena de valor que ha costado no solo decenas de miles de puestos de trabajo calificados, sino que también ha debilitado la posición europea en la producción de tecnologías digitales a nivel mundial.

No debemos repetir los mismos errores con el 5G: es de vital importancia para nuestra economía y para nuestra sociedad digital. Mientras que en Europa estamos empezando a hacer pruebas con el 5G, en Estados Unidos, Japón o Corea del Sur se planean ya grandes despliegues y se hacen inversiones importantes.

El lanzamiento del 5G en Europa en el 2020 debe ser una prioridad de la máxima importancia. La adopción de la red 5G supondrá grandes beneficios para la economía europea. Su implantación podría generar unos beneficios anuales de cerca de 114.000 millones de euros. Además, el 5G ofrecerá un gran abanico de nuevas oportunidades para ciudadanos y empresas, con servicios que se prestarán más allá de las fronteras nacionales.

Por otro lado, habrá un claro beneficio práctico para los ciudadanos de la UE. Por ejemplo, el 5G permitirá que monitorizar la recuperación de un paciente desde su casa o realizar operaciones a distancia cuando sea necesario, además de permitir aplicaciones avanzadas en medicación inteligente y mejora de la salud pública. O, si hablamos del consumo energético, gracias al 5G podremos ahorrar mucha energía adaptando a tiempo real las necesidades, por ejemplo, del alumbrado público y los semáforos. La industria del automóvil también se beneficiará de importantes mejoras en la seguridad y protección de conductores, pasajeros y peatones.

La Unión Europea ya dio un primer paso hacia el 5G en el 2017 al aprobar la normativa que establece la fecha límite común del 2020 para que una parte del espectro de la teledifusión (la banda de 700MHz) se asigne a la banda ancha wifi. Pero necesitamos más espectro radioeléctrico.

Para acelerar el despliegue del 5G en la UE, la Comisión Europea ha propuesto unas normas claras y favorables a la inversión en la asignación del espectro radioeléctrico y a la vez ha permitido la liberación de más espectro para poder implantar el 5G en varios estados miembros al mismo tiempo. La nueva regulación que hemos propuesto también aumentará la seguridad de las inversiones gracias a la mayor duración de las licencias, lo cual permitirá garantizar el retorno de las inversiones y ofrecer predictibilidad a todos los agentes del mercado. Estas normas deberán ser negociadas con urgencia o, de otro modo, perderemos la oportunidad de beneficiarnos de este gran avance tecnológico.

Europa necesita pisar el acelerador. Y solo lo conseguiremos si la industria de las telecomunicaciones, las industrias verticales y las administraciones públicas aunamos esfuerzos y avanzamos en la misma dirección. Es el momento de actuar.

*Comisaria europea responsable de Economía y Sociedad Digital