Mientras Aragón se aferra a la idea de un túnel ferroviario de baja cota para acercarse a Francia, la realidad va por su lado. Desde principios de mes, la principal vía de comunicación entre ambos territorios, la nacional que une la frontera con Oloron, se encuentra cortada a vehículos de más de 3,5 toneladas por deslizamientos en el terreno. Con los únicos dos pasos alternativos condicionados por la nieve (Portalet y Bielsa), las opciones de transportar mercancías entre España y Francia por Aragón son mínimas. Ayer, el delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, y el subprefecto de Oloron celebraron una reunión para mostrar algo de preocupación. Pero la verdadera resolución del asuntos está muy por encima de sus posibilidades. Mientras ambos estados no se nos tomen en serio, Aragón y Aquitania seguirán muy lejos.