Según el informe sobre 2015 elaborado por el Consejo Económico y Social de Aragón (CESA), nuestra comunidad está viviendo una proceso de recuperación tras la crisis iniciada en 2008. Es, se dice, una percepción que va extendiéndose entre la población en una proporción superior a la que se da en el resto de España. En la columna de lo positivo, el hecho de que todos los sectores, encabezados por la industria, tiran del crecimiento. Además se ha dinamizado el mercado de trabajo y la desigualdad parece bajo control. Pero existen factores negativos: la recuperación todavía no ha superado el 45% de lo perdido previamente, los nuevos empleos son precarios y mal remunerados, se reduce la población y el número de personas activas y la inversión en infraestructuras y equipamientos públicos sigue siendo muy escasa tras los recortes de los cinco años anteriores.

Por eso, aunque el balance invita a mirar al futuro con esperanza, es necesario ser realista y entender que la recuperación es relativa y todavía nos mantiene muy lejos del punto de partida. El efecto de los ajustes aún nos pesa y condiciona.