El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSC) tiene ahora mismo la superestructura de un armario de cocina, según The Washington Post. Trump ha degradado a los más altos rangos del NSC, el jefe del Estado Mayor Conjunto y el director de la Inteligencia Nacional, para sentar con carácter permanente a su cerebro gris, Stephen Bannon, el ultraderechista que se declara leninista porque, como Lenin, su objetivo es destruir el Estado. Por primera vez en la historia de los Estados Unidos un asesor político (que duerme con la ropa puesta, a juzgar por sus trazas) va a decidir en cuestiones de guerra y paz, lo que lleva al influyente diario a advertir con un escalofrío que «todo esto no terminará bien». Bannon ha anunciado que en los próximos diez años EEUU estará en guerra con China. ¿Diez años? El plazo de tiempo dice bien poco de la capacidad intelectual del goebbels de Trump. En dos años, a la chita callando, China ha levantado siete islas artificiales en el Mar del Sur, una de las principales vías de transporte marítimo. Siete bases militares como siete soles, con sofisticados sistemas de defensa y ataque, lanzaderas de cohetes antimisiles y misiles nucleares, por las que se pasea el flamante portaaviones CV-16 Liaoning desde que Trump ganó las elecciones. De momento las únicas amenazas de la nueva administración norteamericana a China son solo económicas, pero todo se andará con algún neonazi sentado en el NSC. Pekín ya ha advertido que cualquier confrontación será devastadora. ¿Diez años? Medio día.

*Periodista