En la presente edición de Fitur, la gran muestra de la oferta turística española e internacional, Aragón se ha presentado con notable éxito. Su pabellón ha sido premiado y los datos indican que nuestra comunidad avanza año tras año en número de visitantes mientras amplía y mejora su oferta. El presidente Lambán ha considerado que el turismo es un factor clave en el desarrollo de la región. Habría que contextualizar tal afirmación y quizás relativizarla, pero no cabe duda de que estamos ante una actividad económica en constante expansión a lo largo y lo ancho del territorio aragonés.

Al margen del turismo de sol y playa, el más característico, Aragón ofrece montañas, estepas, deporte, medio ambiente y cultura. Son las bazas típicas del turismo de interior, cuya oferta se complementa con la enogastronomía y la posibilidad de disfrutar de una calma y unos valores que no se dan en los grandes emporios de la costa, a menudo masificados y privados de sus encantos originales.

Pero la hostelería aragonesa debe seguir avanzando. La profesionalidad y la calidad han de contribuir a dar más y más lustre a una marca que va conquistando progresivamente nuevos mercados. Este desarrollo atañe a las empresas y su personal, pero también incluye la protección de la naturaleza y la recuperación del patrimonio histórico-artístico. El turismo importa. Y mucho.