La extraordinaria y muy desconocida historia de los apóstoles de Cristo ha inspirado una curiosa investigación por parte de Tom Bissell. Mediante el estudio de los Evangelios sinópticos y de una infinidad de fuentes más, desde las epístolas de Pablo a los testimonios considerados heterodoxos, desde los manuscritos del Mar Muerto a las enseñanzas de los primeros Padres de la Iglesia el festín crítico y documental se enhebra, para hacerlo más digestivo, con infinidad de anécdotas derivadas de los viajes de Bissell en busca de las tumbas o los restos, de la presencia o recuerdo de cada uno de los doce discípulos. El autor bucea asimismo en la relación que en su conjunto, y por separado, cada uno de ellos mantuvo con Jesús. El estimulante, entretenido y didáctico resultado se titula Apóstoles (editorial Ariel).

Una detenida lectura por parte de Bissell de los cuatro evangelios ortodoxos le arroja más dudas que certezas. Comenzando por el hecho de que la expresión doce apóstoles aparezca una sola vez en todo el Nuevo Testamento, concretamente en Mato 10.2. Mateo prefiere referirse a los doce o a los doce discípulos. También Marcos usa apóstol una sola vez. Es el uso más frecuente de Lucas lo que propició su posterior preeminencia, aunque una sola vez se refiriera a los doce. Juan prefiere el término discípulo.

Los Evangelios presentan a los apóstoles poco formados individualmente, como una especie de coro, más bien, capaces unas veces de entender las parábolas de su Maestro y otras incrédulos frente a sus afirmaciones o milagros.

Siendo Pedro el más reconocible y protagonista de todos, hay dudas de las circunstancias de su estancia en Roma, aunque se dé por bueno el hallazgo de su tumba, bajo la actual basílica vaticana. El único martirio documentado es el de Jacobo, en el año 40, a instancias de Herodes Agripa.

Patmos, Estambul, Jerusalén, La India, Éfeso, Roma, Damasco... La ruta de Bissell en busca de los santuarios donde se conservaron o conservan restos o reliquias de los enviados del Señor le lleva por medio mundo, cargado siempre con su baúl de erudición y dispuesto a preguntarlo y a dudar de todo. Gracias a su viaje personal, sabemos un poco más del cristianismo primitivo, de sus primeras comunidades, jerarquías, líderes, creencias y tormentos.

Una inmersión crítica en el origen de la espiritualidad cristiana.