La abadesa Rudi se recluye para vivir la Pasión de la Semana Santa desde su particular misticismo. Así, ni asistió a los plenos de la semana pasada. Sus acólitos PP-PAR vetaron seis comparecencias para que su sacerdotisa no explicara el incumplimiento del déficit, el plan de reequilibrio, la crisis de su Gobierno y los cambios en su equipo, o el trasvase. Parece que la "presidenta quiere huir de la cámara y también de Aragón", como asegura el socialista Sada. Y es que como puntualiza el portavoz nacionalista, Soro, "la falta de respeto a las Cortes es total" y "el desprecio es continuo". En su lugar, el diácono Bermúdez de Castro da la cara. Avanza "que el recorte no será muy grande" y trata de alejar del imaginario aragonés el trasvase, respondiendo al presidente murciano con un "pueden soñar con el trasvase toda la vida, pero con eso se quedarán". Es "insostenible económica, medioambiental y técnicamente", pero eso no impide que los suyos tomen una decisión errónea, ya lo hicieron antes. No obstante, le honra demostrar mayor sentido común que el resto de los de su orden al admitir la necesidad de "mejorar la gestión del Ingreso Aragonés de Inserción", que no reciben más de diez familias que tenían derecho al mismo, y "ser más eficientes". Sabias palabras, consejero redentor (su homólogo de Sanidad, Oliván, cual Judas Iscariote negó fallos y retrasos en la concesión de las ayudas). Pero, tenga cuidado con su periplo, no vaya a terminar crucificado y sin derecho a resurrección.

Periodista y profesora de universidad.