Educados en la épica del western , esperamos, entre sobrecogidos y expectantes, la toma de Bagdad. Lo que pasa es que aquel western ya era un poco crepuscular, enseguida vino Sergio Leone, al que ha reflotado Alex de la Iglesia con 800 balas , el western espagueti, y no acabamos de creernos esa épica contaminada de vacas y forzada de colores. 800 balas no ha ido muy bien. Estamos en la épica del tocino industrial, que nos inunda de purines por cuatro euros. Almería es un mar de plásticos donde se cuecen los emigrantes, nuestros esclavos, nuestras reservas indias. Todo el rollo de la conquista del oeste es fundamentalista, metodista, mormón, lo que sea, y eso se refleja en el discurso enloquecido de Bush junior, que explica el iniminente ataque en términos macroreligiosos, de cruzada (y por eso bajan las bolsas, siempre tan técnicas), cuando lo que espera el mundo del eje Loewe son razones económicas, energéticas, adobadas con fotos de satélite donde se vean esas armas secretas: el mundo negocios quiere una apariencia de racionalidad para amenizar el bombardeo, pero eso, claro, es imposible. Luego vino La casa de la pradera , que ya era una serie pacifista y familiar, Michael Landon, que sustituyó a Charlton Heston, no hubiera aprobado esta masacre bíblica. Educados en el protestantismo y el beisbol (aunque nunca hemos entendido las reglas de ninguno de los dos), somos conscientes de que lo más que podemos exigir a esa cuadrilla de gansters de los que formamos parte es que haya un buen guión, que mueran pocos extras y que en dos años se pueda ir a Nínive a comer hamburguesas para aprovechar algún puente.

En el fondo queremos estar calenticos y que no suba mucho el barril de Brent, porque nos hemos acostumbrado a renovar el fondo de armario y a chupar actimel. Gastamos más en bolígrafos de propaganda que el resto del mundo en sopa. No queremos volver a matar el tocino nunca mais. Sospechamos que si la guerra ofensiva, ejemplarizante, no se hace el miércoles habría que hacerla el mes que viene, porque quizá se trata de mantener lo insostenible. Todo esto hay que revestirlo con ropajes religiosos, más un toque de beisbol y fashion tecnológica. Creemos que basta con separar la basura, pero quizá el primer mundo no pueda seguir despilfarrando a estos niveles sin usar las bombas.

*Periodista y escritor