A la tercera va la vencida. España lo puede jurar. Tres rondas de votaciones le han hecho falta para vencer a Turquía, su principal rival después de que Nueva Zelanda se hiciera en primera ronda con uno de los dos asientos vacantes en el Consejo de Seguridad de la ONU por el grupo regional "Europa Occidental y otros países". La ONU debía renovar cinco de los diez asientos no permanentes del Consejo, del que forman parte con carácter fijo EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia, y España medía sus fuerzas con Nueva Zelanda y Turquía. La competición era compleja y tras la batalla final, que hubo que darla con Turquía, la victoria llegó en tercera vuelta, con los 132 votos españoles (se necesitaban 129) frente a los 60 turcos. España basaba su candidatura en tres ejes: su implicación en misiones de paz y humanitarias, su compromiso con la cooperación (pese a que hayamos pasado de destinar más de 2.000 millones en 2011 a los 500 actuales) y en el hecho de que España es el sexto contribuyente mundial en el presupuesto de la ONU, argumentos que no parecieron suficientemente convincentes. Esperemos que la hazaña diplomática, digna de loas, no esté supeditada a la claudicación de Morenés a dos solicitudes altamente delicadas: la de la ONU para convertir a Canarias en puente hacia las zonas con ébola y la de Estados Unidos para que los 3.000 soldados enviados a Sierra Leona en su operación contra la epidemia hagan escala en las bases de Cádiz y Sevilla.

Periodista y profesora de universidad