El sistema financiero español goza de una excelente salud. Bancos y cajas baten año tras año récords de beneficios mientras consolidan sus posiciones en el exterior. El Santander tendrá este año unos beneficios ordinarios de 8.000 millones de euros, un 21% más que en el ejercicio pasado, según anunció ayer el presidente de la entidad, Emilio Botín, en la junta de accionistas. Paradójicamente, los grandes bancos españoles han alcanzado un altísimo nivel de competitividad gracias a que la tremenda crisis de mediados de los 70 produjo un proceso de concentración del que salió un mapa bancario razonable. Paralelamente, la banca supo utilizar la tecnología para mejorar las ratios de productividad y un veloz adelgazamiento y rejuvenecimiento de plantillas. La excelente calidad de los gestores de las principales entidades y la buena marcha general de la economía española, que lleva 14 años seguidos creciendo a buen ritmo, ha permitido al sistema financiero alcanzar unos volúmenes de negocio impensables hace tres décadas. Pero buena parte de los beneficios del sistema financiero español --un 22,8%-- proceden de las comisiones. Es un buen momento para profundizar en la política de reducción de comisiones aplicada ya por algunos bancos y cajas, entre ellos, el Santander. En un ciclo de subidas sería un alivio para el cliente pagar menos por los servicios que prestan unos bancos que luchan por la nómina y la hipoteca.