La investigación y reciente inspección, por parte de la Guardia Civil, de la sede de CDC, el partido de Jordi Pujol y de Artur Mas, entre otros independentistas catalanes, puede proporcionar nuevas sorpresas, derivaciones y extensiones en la trama que se ha dado en llamar, popularmente, del 3%. Esto es, la proporción que CDC presuntamente ingresaba a cambio de conceder desde la Generalitat obras públicas a empresas de su cuerda, dispuestas a pagar dichas cantidades en concepto de mordidas o sobornos.

De momento, ya han aparecido nuevos e inquietantes datos e implicados, documentos, balances y contratos que apuntan a la instauración en el sector público catalán de una trama corrupta, a una red de recaudadores, a una especie de versión incruenta, pero al parecer muy efectiva, del pizzo o impuesto criminal de las mafias italianas.

Los jueces españoles, por suerte, no se han arrugado ante las bravatas habituales del nacionalismo catalán y han ido investigando e imputando a un creciente número de políticos de CDC. Desde Jordi Pujol, que ha desfilado por comisiones de investigación y juzgados en compañía de toda su familia (un caso, un pleno inédito en nuestra historia criminal), hasta el constructor Jordi Sumarroca, quien ya al hacer los primeros números de una obra calculaba el 3% a entregar a cambio de la concesión del proyecto.

Con semejante e inmoral organización, con semejantes y sospechosos precedentes el cada vez más desprestigiado Artur Mas camina en su huida hacia adelante sobre un caballo electoral que corcovea nervioso ante el freno de la ley y el cercado de la Constitución. Un Mas que ni siquiera lidera la lista electoral, intenta sumar fuerzas divergentes en la convergencia de una nación que jamás existió, y a la que Europa y España han vuelto la espalda. Que ese caballo hiperexcitado y loco arrojará al suelo a su jinete es algo que está escrito, pero en su polvareda dejará tirados a otros muchos que no han hecho el agosto con el negocio de la independencia. Quedarán en la estacada y no todos tendrán su futuro a cubierto. Habrá, en consecuencia, decepción, quién sabe si resistencia y violencia.

Aragón ha recibido de CDC, de Pujol y de Mas, un trato indigno. Sufrido su rapiña, manipulación, mezquindad. Ojalá los que vengan sean, por lo menos, distintos a la raza elegida.