Las primarias de Ganemos Zaragoza (Zaragoza en Común) han dado mucho que hablar. El domingo, los que están en la pomada le daban mil vueltas a la abigarrada candidatura seleccionada por 3.731 personas mediante una votación on line (que falló cual escopeta de feria) o presencial. Bueno... el resultado no está nada mal. Pedro Santisteve, conocido abogado penalista y profesor de la Facultad de Derecho, es un cabeza de lista cuya trayectoria encaja a la perfección con el estilo que se le supone a la nueva marca: en su día estuvo donde tenía que estar (cuando en política te daban hostias en vez de visas para gastos) y luego se dedicó a su profesión defendiendo a los más desgraciados. Le sobra para competir, en lo académico y en lo relativo al prestigio personal, con sus homólogos del PP, PSOE o CHA.

Ahora bien, el futuro de Zaragoza en Común como proyecto y como oferta electoral dependerá de múltiples factores. Para empezar su denominación es mala tirando a pésima (Ganemos estaba registrada y no se podía utilizar, pero podían haberse esforzado más a la hora de rebautizarse). Su programa está por elaborar. Su naturaleza plural (con gente de diferentes organizaciones y sensibilidades: Podemos, IU, PC, Partido X, Puyalón...) puede ser un activo o una rémora, dependiendo de que las partes actúen con madurez y lógica o se dejen poseer por los demonios del dogmatismo y el sectarismo. En cuanto a su impacto sobre la opinión pública, les queda mucho por hacer.

La selección de los candidatos de Zaragoza en Común ha sido un ejercicio de participación interesante. Pero se ha quedado muy lejos de agotar la potencialidad de unas primarias de verdad. Ha faltado movilización y debate. Solo se ha involucrado gente muy concienciada. El peso de los grupos organizados (Podemos-Echenique, IU-Partido Comunista) ha sido decisivo... Pese a todo, la candidatura seleccionada es, como digo, muy presentable (lástima que el inspector de Hacienda Raúl Burillo no esté mejor colocado). Así, el panorama de la política zaragozana, tan lánguido y trillado, se va moviendo. Que ya es mucho.