Los gobiernos europeos siguen con los dobles juegos con el carbón. Mientras la normativa de emisiones y las posturas de la UE en las cumbres apuestan por una reducción progresiva del mineral por contaminante, en países como España o Alemania se sigue defendiendo su uso. Hoy, el Parlamento Europeo votará la Directiva de Renovables que volverá a poner en el punto de mira el carbón de Teruel y la central de Andorra. Es verdad que las renovables son más baratas y competitivas pero también que la térmica produjo el año pasado un 43% más de electricidad que en el 2016. Es evidente que el fin de carbón deprimirá más las comarcas mineras, pero hay que buscar alternativas serias. El doble lenguaje se acabará.