El consejero de Obras Públicas, Rafael Fernández de Alarcón, ha dado cuenta en las Cortes por última vez en esta legislatura de la gestión de su área. Durante cuatro años ha hablado más del extinto Plan Red, que de sus proyectos, entre los que se encuentra precisamente la alternativa al plan de carreteras socialista. Resulta curioso que las ejecuciones entre el 2013 y el 2015 hayan rondado los 80 millones anuales, mientras deja para el 2016 una inversión prevista de casi 350 millones. Puede ser otro Gobierno el que lo tenga que gestionar. La autocrítica brilló por su ausencia.