Cada vez veo a los catalanes (y en particular a los soberanistas) más celtibéricos, más españoles, más de la piel de toro (toro de Picasso, toro de La Vega, toro de Osborne, torico de Teruel). Por supuesto, en esto de los bienes que la Santa Madre y sus fervorosas siervas se llevaron p'allá y ahora hay que traer p'acá lo están bordando. Resulta que los mismos patriotas capaces de reclamar y lograr los papeles de Salamanca se empeñan en no ceder unos retablos y otras maravillas que obviamente provienen de Aragón y aquí deberían volver, aunque sólo fuese para acabar con este conflicto primero molesto, luego irritante y ahora hiriente. El Parlament y el patronato del Museo Nacional de Arte de Cataluña se han puesto bordes y respondones, pese a las sentencias y los exhortos. Lo más genial del caso es que en esta última entidad está presente el Ministerio de Cultura español (o sea, español de España), ¡que tampoco echó una mano! Ahí, ya ven, se ha cumplido de nuevo el principio de que a la Tierra Noble se las dan, con perdón, por delante y por detrás.

Esta incapacidad para entender las razones del otro y tratarle como quisiéramos ser tratados es cosa de nacionalistas y de cualquier hispano (centralista o periférico) que tenga alguna manera concreta de pensar. Cierto: si las obras de arte religioso aragonés que están en Lérida y Barcelona fuesen catalanas y anduvieran en museos de Zaragoza y Huesca, nuestros vecinos estarían poniendo el grito en el cielo y su victimismo alcanzaría récords (en un país de países donde todos suelen hacerse la víctima, empezando por los verdugos).

Pero si un ministro del Interior socialista o, peor aún, podemista hubiera sido grabado mientras conspiraba para utilizar los recursos públicos en una sucia maniobra política... ¿No estaría la derecha oficiando funerales por el Estado de Derecho y exigiendo dimisiones y castigos ejemplares. Natural. Y así todo. En plan transversal: animalistas contra taurinos; los EREs frente a la Gürtel (y el resto del putiferio); las izquierdas vs las derechas; los del PSOE y los de Podemos... Leyes del embudo a tutiplén. Qué murga.