Parecía que la Sanidad, de la mano del PSOE-CHA, iba a ser sencilla de recuperar tras la agonía que sufrió con el ejecutivo anterior del PP-PAR. Porque aprovecharon la crisis para recortar prestaciones, escudarse de su mala gestión y nefasto trato que dieron a los pilares del Estado de Bienestar, reduciendo drásticamente las inversiones durante su mandato, llegando a recortar casi 400 millones de euros en Sanidad. Los populares lograron el poder en 2011, fecha en la que la inversión en sanidad alcanzaba los 1.958 millones de euros, dejándolo en 2015 con 1.588 millones.

Ahora, el el Gobierno de Lambán no se atreve a traer políticas valientes a nuestra tierra. Que algo hemos mejorado, sí. Que se han alcanzado metas que en época de Rudi eran inimaginables, sí. Pero es una lástima que pudiendo haber fomentado una gran transformación, un nuevo modelo de gestión de las prestaciones sanitarias, no hayamos protagonizado ideas y políticas que realmente hubieran posicionado a Aragón en el podio de comunidades autónomas ejemplares.

A lo largo de lo que llevamos de legislatura se han presentado diversos planes: crónicos, salud mental, hospital de Jaca, recursos humanos... pero lo cierto es que a este gobierno y al consejero de Sanidad se le da muy bien escribir y después, cuando hablamos de pasar a la acción, el escenario no coincide con las letras. Si no, que se lo comenten a las y los vecinos turolenses, porque si de los planes pasamos a las infraestructuras, aquí se evidencian los casos: ni hospital de Alcañiz ni de Teruel. Primeras piedras, titular, y pasito a pasito, no vaya a ser que lleguemos al final de la legislatura y sea la primera vez que un ejecutivo cumple la promesa de su programa electoral: construir los dos hospitales. Pero parece que hay que guardar las tradiciones y en época electoral intentar de nuevo vender que este año, éste sí, va la vencida… quién sabe, seguramente cosas del turnismo político.

Y es que no nos engañemos, el Gobierno que casi es de izquierdas pero no y que casi es de cambio pero tampoco, es un quiero pero no puedo y sigue en ese barrizal del bipartidismo. Cientos de veces, desde Podemos Aragón, hemos intentado dar impulso, evitar los palos en las ruedas, aportar ideas desde una línea transversal que se construyera sobre los pilares de la transparencia, lo social, lo público, el feminismo o ese pasar del curar al cuidar y cómo no, de cuidar a quien cuida, en definitiva: impulsar iniciativas para que nuestra meta de mejorar la vida de la gente y en este caso a lo que la sanidad respecta, fuera una realidad actualizada y mejorada, pero pocas veces se ejecuta por parte de Celaya y su equipo aquello que prometen cumplir. Hace unos días el presidente del Gobierno de Aragón presumía de la inversión que había hecho en Sanidad y Educación y bajo este titular positivo, lo cierto es que la ejecución presupuestaria y los resultados visibles podrían ser mucho mayores. Si tomamos datos del año 2017 comprobamos que ambos departamentos dejaron de invertir más de 16 millones de euros solo si tenemos en cuenta equipamientos, y aquí deberíamos de preguntar a nuestras y nuestro vecinos oscenses cuánto tendrán que esperar a determinadas mejoras, en sus centros de salud como el de Barbastro en la provincia de Huesca.

Vamos de partido de vuelta y se agudizan los problemas en el medio rural, en Aragón cada vez somos menos y cada vez más mayores, caminando hacia convertirnos en la Laponia española. La cuenta atrás ha comenzado y persisten las largas listas de espera sin poner soluciones no mucho más allá de parches y derivaciones a la privada. Se agota el tiempo y se podía haber sido más audaz, más valiente, soñar más alto para llegar más lejos… vendrá el verano y se comenzará a anunciar una multitud de promesas electorales para ir allanando terreno cara 2019, pero quizá ahora, en tiempo primaveral, es momento de reflexionar para tomar impulso y aprovechar las últimas lunas de la legislatura. Pese a todo, lo cierto, y no nos engañemos por mucho que el Gobierno se vista de seda, es que sigue teniendo ese halo del pasado que tanto le pesa. Y es que del mismo modo que al inicio de esta nuestra primera legislatura: el cambio, sin pasados ni falsos apoyos naranjas, es la única alternativa.

*Diputada de Podemos