Lo que debería ser la política se ha transformado en estupidez y chulería nauseabunda». La reflexión del filósofo Emilio Lledó tiene ya un par de años, pero es igual de válida hoy. Basta con analizar la decepcionante actividad parlamentaria de esta legislatura, en la que detrás de algunos árboles (léase el reciente acuerdo sobre RTVE) hay mucho bosque: más de 64 proposiciones de ley (cifra sin precedentes) que provienen desde grupos de la oposición no logran avanzar por el deliberado retraso en su tramitación, donde es tónica general la imposición de vetos (cuestionable interpretación de la Constitución) por parte de un Gobierno que, sin embargo, legisla a golpe de decreto (16 en menos de un año). Si la idea es avanzar hacia la estabilidad con altura de miras, retorcer y enmarañar las complejidades y vericuetos formales de las instituciones para bunkerizarse no parece la manera, y menos exhibiendo prepotencia y triunfalismo, ¿verdad, Rafael Hernando?

Pero echar al PP de la bancada azul exige bastante más que mensajes pegadizos o ingeniosos. En su terreno, los populares son casi imbatibles cuando imponen ese lenguaje propio de su posición de poder, el de esta derecha neoliberal (que no es toda la derecha) que se basa tanto en la exageración permanente como en el premeditado olvido de asuntos propios, que arrastra un simplismo injustificado y cínico que no busca sino una confusa equidistancia y falta de perspectiva.

Ese no debería ser el espacio propicio de confrontación para la izquierda, que siempre ha requerido de una pedagogía basada en argumentos claros y visibles, aunque ello suponga recorrer un camino más largo. Pero a las primeras de cambio, el nuevo PSOE se ha enredado con la plurinacionalidad y el CETA, cayendo en debates/trampa que tendría que esquivar en beneficio de sus auténticos puntos fuertes como el programa económico y social que ha diseñado Manu Escudero, entre otros.

También queda por ver el papel de C’s en esa política de tres dimensiones que se avecina, donde Rivera sueña ahora con ser el Macron español aun cuando sus discursos y decisiones no acaban de mezclarse bien; así como la estrategia de Podemos, que lo mismo se abre al PSOE que cierra la puerta de sus «espacios de confianza» a determinada prensa, decisión esta que nos devuelve al profesor Lledó y esa analogía entre la política y la estupidez. H *Periodista