La muerte de otro ciclista en el casco urbano de Zaragoza vuelve a poner de manifiesto los riesgos de la cohabitación de este vehículo con los demás. Al margen de quién haya sido el responsable del accidente del lunes, la generalización del uso de la bicicleta y la ampliación de los carriles bici por la capital debe servir para concienciar a todos los conductores (de bicis y del resto) de la necesidad de extremar la seguridad. El tráfico es más complicado, los cruces a veces arriesgados y requiere poca velocidad y mucha concentración. De todos. Y los técnicos --ahora que hay más estudios-- deben reflexionar mucho sobre qué trazados son más seguros en las calles ante la vulnerabilidad de las bicicletas.