Otro proyecto empresarial fallido, el de la planta de biomasa de Ansó, y con dinero público por enmedio. El cierre llega cinco años después de ponerse en marcha en la antigua serrería y de recibir 600.000 euros de subvención. Prometió 20 empleos, pero empezó con 11 y ahora solo había cinco. La empresa habla de falta de rentabilidad. Pero no es la primera ni será la última que, con dinero público, cumple los requisitos y se va. Habrá que controlar más.