Como se empeñan en decirnos a todas horas que Ciudadanos va de subidón, con el objetivo de que, al final, vaya de subidón, habrá que empezar a pensar en la posibilidad de que desempeñe parcelas de poder importantes y, ante esa situación, reflexionar sobre cuál sería su posición ante temas políticos de calado. Para ello, no cabe acudir ni a su programa ni a sus declaraciones públicas, porque probablemente no haya habido en nuestro país un partido que haya cambiado de posición más a menudo, más rápidamente y en más asuntos que Ciudadanos. Por ello, me parece que no es mala estrategia mirar hacia Francia y las políticas de Macron, no en vano Rivera hizo suya la victoria de aquel en las presidenciales y aquel mostró sus simpatías por Ciudadanos.

Es cierto, existe un vínculo entre Macron y su formación, En Marche, y Rivera y Ciudadanos. Su filiación neoliberal es evidente y encarnan esa nueva política sobre la base de gente joven de aspecto triunfador que parece extraída de cualquier serie barata norteamericana. Frases huecas, lugares comunes, sobre todo, no meter la pata, lo que quiere decir estar con la «opinión pública» en los debates menos políticos y más sensacionalistas. En el fondo, mucha política, mucha ideología, al servicio de quienes les han promovido y les sostienen: grandes empresas, bancos, medios de comunicación. En el caso de Ciudadanos hay que añadir un dato más: su carácter más laico que el del PP, la desvinculación de las raíces cristianas de la derecha tradicional, lo que en este caso les dota de una mayor insensibilidad social. El PP, como consecuencia de las creencias religiosas de buena parte de sus dirigentes, tiene una cierta doctrina social, paternalista, rancia, basada en la caridad. Ciudadanos, desprovisto de ese componente, hace de las relaciones sociales una jungla, como ya está haciendo Macron en Francia.

Esto se puede ver muy bien en la posición de Ciudadanos en el tema de las pensiones. Intenta ponerse de perfil, no decir mucha cosa. Sabe que ahí hay un caladero de voto importante del PP que, descontento, pudiera volcarse en Ciudadanos, pero, al mismo tiempo, es defensor a ultranza de los fondos privados de pensiones, de la eliminación de cuantos más servicios sociales mejor, como le reclaman los poderes fácticos que le sostienen. Si en España los pensionistas están en la calle protestando contra el cinismo del Partido Popular, en Francia lo hacen contra el cinismo del Ciudadano Macron, quien tiene el desparpajo, propio de estos yuppies de la política, de aumentar la fiscalidad a los pensionistas y llamarle a eso «solidaridad intergeneracional».

Desde el neoliberalismo de Ciudadanos, la cuestión de las pensiones no tiene solución. O, más bien, tiene soluciones neoliberales: su desaparición y sustitución por fondos privados de pensiones. Ahorren, nos dicen, sean previsores, dediquen una parte de sus esfuerzos laborales a suscribir un plan de pensiones para cuando llegue el momento de dejar de trabajar. Se lo dicen a una ciudadanía a la que están labrando un futuro de sueldos de miseria, con los que difícilmente se podrá llegar a fin de mes. Y se lo dicen quienes saben de la nula fiabilidad de las empresas que sustentan esos fondos de pensiones, cuyos intereses en los mismos son meramente especulativos.

Francia está que arde. Todos los sectores sociales están en conflicto como consecuencia de las políticas del hermano gemelo de Rivera. El descontento social aumenta progresivamente, lo que explica el auge de la extrema derecha. Cuando en las elecciones presidenciales francesas la opción era Macron o Lepen, el dilema era mucho más profundo del que algunos planteaban. Al fascismo hay que pararle los pies, sin duda, pero ¿y si al pararle los pies lo haces con algo que lo alimenta y lo hace todavía más fuerte? Difícil coyuntura ante la que no me hubiera gustado estar. Quizá eso explica el alto índice de abstención que se produjo.

El neoliberalismo es un disolvente social de primer orden. Acaba con todo aquello que puede hacer de las nuestras sociedades habitables: la seguridad en la salud, en la educación, en el empleo, en futuro en forma de pensiones. Por primera vez tenemos en España un partido netamente neoliberal. Sería bueno que miráramos los efectos de sus políticas en Francia.

*Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza.