Pareciese que cada 7 de julio, cuando estalla el chupinazo como inicio de las fiestas de San Fermín, el resto de provincias se pusieran también en marcha para celebrar las suyas. Son momentos de dispendio, de disfrutar unos días olvidando las tensiones diarias; por cierto, cada vez hay más casos de alopecias en mujeres y hombres, parece ser que el estrés hace estragos. Digo que las fiestas son para relajarse y así ha sido hasta que salieron a la luz, la pasada Nochevieja, numerosas agresiones sexuales a mujeres en la ciudad de Colonia. En Pamplona también, no siendo, aparentemente, el mismo caso que el de Alemania. Los alcaldes de algunas localidades, en vísperas de celebrar sus fiestas, han activado, como es el caso de las de San Lorenzo en Huesca un programa de concienciación: "Para divertirnos, Respétame/Respétate", para sensibilizar a la juventud, muy claro y elocuente, sin duda. No obstante el consumo desmesurado de alcohol y otras sustancias, entra en juego la voluntad perdida y el descontrol y, aunque las fuerzas de seguridad han sido aleccionadas, una mayor vigilancia específica en aquellos espacios que, hasta no hace mucho, nadie pensaba en estas posibilidades tan temidas y degradadas que nos recuerdan a las que se producían hace 40 años, donde la mujer era objeto de agresiones sexuales y verbales por la calle, si no se corta esta ola de delitos y no se penaliza de forma justa y ejemplarizante, los condenados, con su brutal acción, se suelen ir con laxas condenas.

Pintora y profesora de C. F.