El cariz que está tomando la operación Pharmakon, con una nueva detención de la titular y el cierre de la farmacia de Vera de Moncayo está rozando la alarma social. Más, al conocerse que alguna de las boticas pudo utilizar datos de personas ya fallecidas para hacerse con medicamentos que luego son revendidos. El hecho de que el número de imputados ya supere la veintena, de los que siete permanecen en prisión provisional, no ayuda a creer que se trata de un caso aislado. Y que muchos de los establecimientos se sitúen en pueblos añade un plus de incomodidad para los usuarios, aunque se intente paliar con diferentes sistemas de distribución de las farmacias más cercanas. Si no afecta a las investigaciones en marcha, hora sería de conocer oficialmente detalles del modus operandi y de la gravedad de los hechos.