Un periódico indio ha publica do recientemente una lista supuestamente científica de trucos infalibles para concebir varones en lugar de hembras: desayunar fuerte, tener sexo únicamente determinados días, eliminar los sabores ácidos de la dieta del marido... Nada que deba sorprendernos. En vano se afanan los científicos en informar que el sexo del bebé depende solamente de la carga cromosómica del espermatozoide que resulta más rápido. En la India tener un varón es un honor y tener una niña, un incordio y un gasto. Se han prohibido las ecografías que predicen el sexo del bebé para evitar los abortos selectivos, que a pesar de todo se siguen practicando. Tanto, que la ratio de niñas con respecto a los varones desciende década tras década. La periodista francesa Benedicte Manier escribió hace unos años un ensayo sobrecogedor, titulado Cuando las mujeres hayan desaparecido. Trata del insospechado problema que surge en una sociedad en que el porcentaje de mujeres y hombres es tan desigual. Habla Manier de la escasez de mujeres, de los apaños entre hermanos para compartir una misma esposa, de la terrible vida de esas mujeres que se encuentran condenadas a servir a tres o cuatro maridos y también a parir los hijos de todos ellos. Habla de miles de jóvenes casaderos que ni encuentran ni encontrarán ya nunca esposa. Habla de violaciones, de abusos, de maltratos de mujeres. Todos terribles problemas sin cura a la vista. A menos, claro, que nazcan todas las mujeres que se conciben. Es decir, aproximadamente la mitad de la población.

*Escritora