Glorioso amerizaje el de Sánchez en medio de la riada. Se le vio crecidito al pimpollo y desbordado como el Ebro. Menuda verborrea barro-bajera demostró con su "¿qué coño tiene que pasar en este país para que Rajoy salga de la Moncloa y pise el barro?". Se quedó ancho y largo como el Ebro, el del máster de Liderazgo IESE-UNAV. No parece que aprendiera bien las lecciones básicas que allí presuponemos le enseñaron. Desde luego, sobre el terreno, las formas las perdió por completo, si es que alguna vez las tuvo. Menudo revolcón en el lodo que se dio y todo por un baño de masas. Mascarilla de arcilla de excepción, pero totalmente inadecuada para el rostro y primera cabeza de un partido como el PSOE. Hasta su querido Gabilondo, su recién elegido candidato socialista a la Comunidad de Madrid, le ha dejado solo tildando de "innecesario" el "coño" de Pedro, que hasta tres veces lo repitió, en un intento de emular a su tocayo Simón Pedro, el pescador y portador de las llaves del Reino de los Cielos, que negó tres veces a Jesús, aunque en esta ocasión, Sánchez se decantara por la pregunta retórica de mal gusto impropia de un aspirante a futuro presidente de España, más que por la negación. Nada de malo tiene reclamar la presencia del máximo mandatario español en el escenario de tan tremenda debacle medioambiental, no ya tanto como gesto político sino como gesto humano, oler los fangos y acercarse al pueblo. Pero, ojito, las cosas hay que decirlas con el talante de un hombre de honor.

Periodista y profesora de universidad