El Ayuntamiento de Zaragoza envió ayer a un miembro de su gabinete de comunicación al cementerio de Torrero al entierro de la zaragozana asesinada en Cambrils. El objetivo no era facilitar la tarea informativa de los medios, sino frenar a la prensa ya que la familia quiso un funeral en la intimidad. Y así se respetó, sin necesidad de controladores.