El diálogo social entre sindicatos y patronal no termina de avanzar porque los empresarios están pendientes de que el Gobierno dibuje en los Presupuestos el incremento del sueldo de los empleados públicos, lo que marcaría una referencia a la que agarrarse. De entrada, la subida salarial media por convenios el año pasado alcanzó el 1,06% mientras los precios lo hicieron en un 1,6%. Y eso en una época en la que se palpa la recuperación y cuando las empresas prácticamente han recobrado el nivel de beneficios previo a la crisis. En salarios no, por la gatera de las nóminas se han perdido 35.000 millones. Si el bajo precio del petróleo, junto a la devaluación del euro y los bajos tipos de interés, impulsó el crecimiento de los últimos ejercicios no está tan claro que este horizonte persista, con el agravante de que el coste de la vida podría subir el 3% en 2017. Y eso vuelve a significar arañazos importantes al poder adquisitivo de los salarios, que necesitan crecer para que la demanda interna colabore en un incremento del PIB al que se le augura un frenazo. Esto en el día a día. Porque el mar de fondo del futuro de los empleos susceptibles de ser robotizados va desde casi el 47% que fija la Universidad de Oxford a apenas el 10% que dice la OCDE. Ante la duda, la media. Y solo hace falta mirar la actualidad de la compra de Opel por PSA, y recordar que la factoría de Figueruelas o la de Citroën en Vigo tienen ahora la mitad de trabajadores que llegaron a tener. Hay unos mecanismos muy eficientes que no van a turnos. Ni cotizan. Ni negocian convenios.

*Periodista