Se reunirá el sanedrín conservador. Sus integrantes debatirán las seis condiciones elementales para luchar contra la corrupción planteadas por Ciudadanos. Comprobarán que son medidas inocuas (incluso un poquitín inicuas), inespecíficas y cuya puesta en marcha ha de resultar compleja. Llegarán a la fácil conclusión de que no suponen riesgo alguno para sus apaños y los de sus patrocinados... Pero por exigencias del guión algunos pondrán objeciones, harán remilgos y fingirán creer que Rivera se ha pasado con tanta exigencia. Finalmente depositarán su plena confianza en Rajoy, el supremo jefe, cuya decisión final se firmará sobre el cheque en blanco de sus barones. Así daremos un pasito más hacia el debate de investidura, que don Mariano celebrará cuando le plazca. En verdad, la broma tiene mérito: representar la conversión de los corruptos en regeneradores implica un poder de seducción escénica (o una idiotez por parte de un sector del público) fuera de lo común.

Las seis medidas de Ciudadanos no garantizarán ningún tipo de regeneración específica. Algunas van a exigir un acuerdo que deberá implicar a otros partidos además del PP, e incluso obligará a modificar la sagrada Constitución. En todo caso, cambiar la ley electoral (¿cómo?, ¿en qué sentido?, ¿con qué objeto?) o retirar los aforamientos no va a garantizar nada. Son dos medidas interesantes. Pero la corrupción va por otro lado.

El saqueo del erario (o de entidades sociales como las cajas de ahorro) se produce a través de las grandes y medianas contratas, los sobrecostes habituales en las mismas, las subvenciones, los créditos oficiales, las concesiones, las externalizaciones, la recalificación del suelo, la elusión y el fraude fiscal, la legislación a la carta (de las grandes compañías), las inmorales puertas giratorias... Y eso no está en las seis medidas. Aunque, por otro lado, el mero hecho de suponer que el PP, un partido que está procesado como tal y que ha protagonizado cientos de casos escandalosos, vaya a limpiar este grasiento país con la colaboración exterior de Ciudadanos es cosa de risa. Pura astrakanada.