Querer ganar las elecciones a la alcaldía, querer llegar a la presidencia autonómica, se convierte, como siempre, en un pulso entre todos los competidores, entre todas las formaciones políticas que aspiran a conseguir sus objetivos, sean estos mayores o menores todas presentan sus programas. Algunos candidatos han querido dar unos golpes de efecto, me imagino que para llamar la atención entre tanta información que ha recibido el ciudadano, proponiendo acciones imposibles, demagógicas algunas, otras rozando la comicidad. El votante lleva ya muchos años de bagaje democrático y, después de pasar por esta crisis tan dura para todos, ha perdido la inocencia, su mirada de reojo e incrédula es sabida por los candidatos que se afanan en presentar propuestas grandilocuentes, incluso adquiriendo compromisos firmando contratos para hacerse más creíbles. En los programas publicitados de todos los partidos, se establecen, según los temas, no grandes diferencias en su teoría, luego la realidad se impone y es en el día a día gobernando donde se aprecian los talantes y las verdades, pero lo cierto es que esta campaña se ha diferenciado por las incorporaciones de nuevos partidos que han supuesto un revulsivo, se ha notado mayor esfuerzo por estar a pie de calle con la gente, cercanos y sonrientes, han vendido optimismo y sumándose la primavera económica ha supuesto una inyección de confianza. Quizá esta vez haya mayor expectación por los resultados. Mañana se votará y aunque estos días pasados Aragón lideraba el porcentaje de votantes indecisos, hoy tenemos tiempo material para intentar acertar en lo que supondrá el futuro de nuestra comunidad. ¡Suerte!

Pintora y profesora