Los profesores Lingling Qi y Doh Chull Shin escribieron un artículo en el 2011 en el que estudiaban empíricamente cómo las actitudes afectan a la democracia. Llegaron a la conclusión de que son los ciudadanos más críticos los que posibilitan un mayor desarrollo democrático. Eran los países con un mayor número de gente insatisfecha e inconforme los que más habían avanzado en la democratización de sus instituciones. Otros estados, con menos masa crítica, aunque también con altos índices de apoyo al sistema democrático, se habían estancado, incluso habían retrocedido. Constataban que la demanda de más democracia surge cuando el modelo no funciona correctamente y proviene de esos críticos que son además los más involucrados en las reformas. Estos días hemos visto a esos ciudadanos críticos y participativos saliendo a la calle reclamando una mejor democracia; lo vimos el 8-M y el 15-M. Solo con esa actitud es posible avanzar y romper la tendencia de algunos partidos, que propician alarmantes retrocesos en la libertad de expresión; que se encuentran cómodos con un sistema judicial anquilosado y servicial y unas leyes medievales. La masa crítica está ahí. Tengo mis dudas de que los partidos estén a la altura del reto. Al PP no le interesa y Ciudadanos, que se dice reformista, no es un partido crítico; no quiere cambiar el sistema, solo darle chapa y pintura. Esa tarea, la de profundizar en la democracia, le corresponde a la izquierda: a PSOE y a Podemos, que carecen de estrategia más allá de los eslóganes.

* Periodista / @mvalless