Historiadores como Santiago Mata y periodistas como José L. Lobo lograron destripar El Yunque, una secta ultracatólica de origen mexicano cuyo credo es defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de Satanás incluso con la sangre. Después de que Rouco tolerara la actividad encubierta de esta organización que «esclaviza a las personas en nombre de Cristo», según los estudiosos, El Yunque puso en graves aprietos a la Conferencia Episcopal y acabó parapetada en HazteOír (HO), la organización que preside Ignacio Arsuaga Rato, sobrino del recién condenado por el caso Bankia. HO no es una organización cualquiera, pues además de estar trufada de pomposos apellidos y bien nutrida económicamente fue declarada de utilidad pública por Fernández Díaz en 2013. No le faltaban argumentos al entonces ministro del Interior, ya que HO resultó extremadamente útil al PP en sus bullangueras movilizaciones contra las leyes de Zapatero sobre el aborto y los matrimonios gay. Han vuelto a la carga, la llamada al odio es contra los niños que no nacen con los cromosomas bien puestos a su santo entender. Hablan de penes y vulvas como si el sexo lo determinaran los genitales y no los cromosomas, hablan de hombres y mujeres desde el desprecio más absoluto a los errores de la naturaleza que desarrolla cerebros de un género en cuerpos de otro. Qué desgracia, qué estigma nacer transexual en una de estas familias. Qué acierto crear una asociación como Chrysallis. Cuánta esperanza. Por cierto, la relación entre El Yunque y HazteOír la acreditó un juzgado madrileño en 2014. H *Periodista