Creo que la Transición fue un proceso turbulento, complejo y cuajado de contradicciones. No comulgo con esa versión oficial según la cual aquello vino a ser una carrerilla cuesta abajo guiada con singular acierto por el Rey, Suárez y otros padres de la patria. Tampoco estoy de acuerdo con quienes consideran el 78 la mera continuidad del franquismo convenientemente maquillado. Ni esto ni aquello: la Transición fue el resultado de la correlación de fuerzas existente en aquel momento. Seguro que las izquierdas (sobre todo el PCE de Carrillo) podían haberse manejado con más habilidad y audacia. Sin embargo no era fácil llegar más allá de donde se llegó. Solo que la Constitución y los pactos anejos debían ser una estación de tránsito... y se convirtieron en una estación término: el fin del viaje.

El 23-F, por ejemplo. Hace poco fue su aniversario. Javier Fernández, militar de carrera y exdelegado en Aragón del Gobierno de Zapatero, aprovechó la jornada para presentar su novela La amante del general, ambientada en la Zaragoza del 81. Literatura sin misterios. En realidad, de lo ocurrido aquella tarde-noche de febrero se sabe mucho. La intentona golpista fue una chapuza destinada al fracaso. Pero mientras los dados rodaban la izquierda entró en pánico (con razón) y se apresuró a quemar fichas y archivos, a borrar las pistas, a huir... a desaparecer antes de que la desaparecieran. Y eso fue así porque las organizaciones llegadas del antifranquismo no tenían nada que oponer a los fusiles de asalto y los tanques. ETA tampoco (su criminal aventurerismo solo serviría para zancadillear la consolidación de una democracia avanzada). Esa debilidad se había manifestado tras la matanza de Atocha o más aún en la masacre de Vitoria (que algunos recordaron el otro día en el Congreso). Pese a las huelgas y la intensidad creciente de la movilización popular, el viejo aparato del Estado tenía todavía un poder letal. Hubo que negociar, y el resultado no fue tan malo. Millones de españoles han vivido con los suficientes derechos y libertades para encarar la vida sin miedos ni frenos insuperables. Ahora les toca a ellos.