"Centrocampistas, buscamos centrocampistas". Con el mercado de enero todavía en fase de gestación, Lluís Carreras desveló el plan del Real Zaragoza. Nada de delanteros, la SAD andaba a la caza y captura de futbolistas para repoblar el medio del campo. En esa zona es donde el cuerpo técnico y la dirección deportiva convinieron que se encontraba la principal debilidad de la plantilla. Y después de aquella confesión del técnico ahí es donde han actuado a fondo con los fichajes de Culio, Ros y Lanzarote. A la primera que tuvo ocasión, Carreras los juntó en el once.

El resultado fue que el Zaragoza reaccionó al catastrófico partido anterior con una victoria convincente ante el Leganés, uno de los rivales más en forma del campeonato. Igual que en Almería se adivinó que por ese camino la temporada amenazaba ruina, el sábado se abrió una ventana para la esperanza.

No es que alguno de los tres refuerzos del medio brillara especialmente con un partido extraordinario. No fue el caso. Culio jugó con una buena actitud y fue pillo en el penalti, Ros trabajó a destajo aunque le faltó continuidad y Lanzarote tocó bien cuando le llegó el balón, pero tuvo poca ascendencia real en el juego. Más que sus actuaciones individuales una por una, lo importante fue la suma de su presencia conjunta.

Con ellos, y Guitián y Campins, sobrio el primero y voluntarioso el segundo, el Zaragoza tuvo otro cuajo, más chicha en el medio, más profesionalidad, agresividad y altura competitiva. Hubo hechos, pero fueron más sólidas las sensaciones. El tiempo irá desentrañando las incógnitas, aunque entre Culio, Ros y Lanza deberían dar un resultado superior a Dorca, Diamanka e Hinestroza. Porque Freddy al margen, que sí tiene algunas cosas diferenciadoras, los nuevos son jugadores con más motor, poso y calidad para pilotar este equipo.