Ya llegan de nuevo los socialistas a otro congreso federal. Unos para guardar la viña y los ajenos para prepararse un puesto de trabajo, justo cuando tan duros andan los tiempos. No es eso, no es eso, tal y como Ortega y Gasset decía de la fenecida y añorada República. Quienes todavía recordamos con amor a Pablo Iglesias y por ello no entendemos la duplicidad de cargos y salarios ni ese cobrar dietas por asistir a consejos mil en hora laboral, al final del mes más de quince mil euros, estamos perplejos. Tal y como señala Mario Jiménez, portavoz parlamentario sociata en Andalucía "lo importante no son los procedimientos sino las ideas que se expresan y los liderazgos que se conforman".

Dicho de otro modo: ¿qué razones y propuestas justifican depositar un voto a favor del PSOE o del PP? El bipartidismo imperante lleva a eso, a mezclar conceptos afines, puro discurso capitalista, y ahí tienen a un Rubalcaba que apuesta por un partido de "clases medias", o a una Carmen Chacón que se refiere al ofrecerse como líder a "esas gentes que en España no pueden esperar más". El primero traduce su sumisión a la socialdemocracia derechizada al servicio de los mercados; la segunda olvida que hasta hace unos días ha sido ministra de la Guerra, con todo lo que ello significa. ¿Qué son las clases medias? ¿Cuántos millones de españolitos forman parte de ellas? ¿Cuánto han esperado los españoles para no conseguir pensiones dignas, salarios mínimos decentes? El PSOE está abocado a un serio debate donde diriman lo que realmente interesa a los más --desfavorecidos, por supuesto--. Para lo de siempre, ahí está el modelo yanqui, virgencica mía, más bases en Cádiz y soldados donde haga falta, nuestros dineros invertidos en beneficio de los amos.

Profesor de Universidad