La sesión de control al Gobierno celebrada ayer en el plenario de las Cortes aragonesas volvió a evidenciar la disparidad de análisis con los que se observa la realidad de la comunidad en función de estar o no en el Ejecutivo. La oposición en pleno, con los matices propios de cada grupo, recordaron a la presidenta, Luisa Fernanda Rudi, que los datos económicos están haciendo mella en la calidad de vida de los aragoneses, con una deuda creciente y unas perspectivas del déficit difíciles de digerir, ya que se ha alcanzado el 0,8% cuando el tope previsto para final de año está en el 1%. Una referencia que ya se incumplió el pasado ejercicio y en la que el PP había basado su acción de gobierno. Desde la oposición se ofrecieron datos de la pobreza que afecta a amplios sectores de la comunidad, una realidad difícilmente rebatible, pero que la pugna política y la entrada próximamente en un año electoral derivó a culpabilizar a anteriores ejecutivos. Puede entenderse la decisión de Rudi de no subir impuestos para que no repercuta en la actividad, pero eso mismo debería mostrarle que los ingresos no estuvieron bien valorados si el déficit se dispara.