El Gobierno insiste en un real decreto que complique el cierre por Enel de las térmicas de Andorra y de Compostilla. Sin una memoria que acredite pérdidas, la compañía no podrá clausurar. Siendo una primera medida contra los planes de Enel, no parece suficiente. Faltan claridad y consenso para conseguir que el carbón nacional siga en el mix energético, o para dar una salida a los trabajadores de las plantas. El decreto es solo un freno, pero no una solución.