El Gobierno de Aragón parece resignado a dar por perdida la batalla del déficit. Los nuevos datos conocidos, que ofrecen un 0,91% de desequilibrio entre ingresos y gastos a finales de agosto, supone asumir que con cuatro meses por delante para contabilizar no será posible frenar el déficit en el 1% que exige el ministerio. Una de las principales promesas del Ejecutivo para esta legislatura se le va de las manos, como ya ocurrió el pasado ejercicio. Y ni siquiera el cambio de consejero y las medidas de control adoptadas por el actual responsable del departamento, Javier Campoy, van a permitir cuadrar las cifras. Aunque ahora el mensaje sea que lo importante es mantener los servicios públicos; en su momento, amarrar el déficit fue la excusa para los recortes que se han producido en los mismos durante esta legislatura.