La política en España es como una permanente cacería. La única diferencia es que unas veces las piezas son pequeñas y otras de caza mayor, pero las escopetas siempre están preparadas.

Acaba de abrirse ahora la veda del zorro socialista, con un astuto Pedro Sánchez escapando campo adelante con la presa de la moción, habiendo ya cogido una cierta ventaja a sus perseguidores. Uno de ellos, Mariano Rajoy, cansado y sin ganas de seguir en la carrera política, se acaba de apear de su montura dispuesto a seguir en adelante la política desde el sillón de su casa, bastante más tranquilo que a la intemperie de los puestos de cazadores, en medio del silbido de los perdigones y el griterío de los ojeadores. En su lugar, cabalga sin riendas Rafael Hernando, el tonante depredador, que no delfín, de la derecha, con licencia para abatir toda clase de piezas, incluidos los dinosaurios políticos, aunque su puntería una y otra vez se revele peor que escopeta de feria.

Otro cazador que ha salido en pos de las huellas de Pedro Sánchez ha sido Pablo Iglesias. No tanto para cazarlo --no, todavía--, como para recriminarle haberle dejado el gallinero alborotado y sin huevos que recoger. Pensaba Podemos que el PSOE les iba a ofrecer unos cuantos ministerios, el rico pastel de Prado del Rey, los espías, el control del Ejército o de la Justicia, pero el zorro se ha escapado de sus círculos y trota en dirección a Europa, donde las leyes de protección de especies son más severas, y si no que se lo pregunten al lince de Puigdemont o a su delfín Quim Torra.

Ese enfado de Iglesias puede traer consecuencias a medio plazo para una izquierda española que no acaba de entenderse salvo en sus comunes enfrentamientos con la derecha. La debilidad de Sánchez en el Congreso, donde seguirá sin ocupar escaño hasta las próximas elecciones generales hará que nuevos mastines, además del mencionado Hernando, o el propio Albert Rivera, muy enfadado por haberse quedado dormido al alba de la partida de caza, ataquen su bancada a mordisco presupuestario o argumentario limpio. Sin contar con el Senado, donde el portavoz popular, Barreiro, está talando el bosque legal para evitar nuevos escondrijos del zorro socialista en el caserío vasco.

Fosos, trampas, escopetazos y cuernos se irán sucediendo en la azarosa cacería, cuyo final dependerá de la resistencia de la fuga hacia adelante del astuto Pedro.