Tiene razón Casado: le asiste el derecho de pasar a la segunda vuelta en la elección de presidente del PP, al margen de si tuvo más o menos votos que Sáenz de Santamaría en las primarias eliminatorias. Le asiste la lógica de las reglas del juego. Que, por cierto, son unas reglas bastante retorcidas, porque combinan dos colegios diferentes (inscritos y compromisarios). Sin embargo son las que rigen en el partido. Y sí, siempre le podrán echar en cara al pupilo de Aznar y Aguirre sus anteriores aspavientos a cuenta de quien ganaba o dejaba de ganar comicios generales, autonómicos o locales. Pero es que todo eso de la lista más votada y tal y tal no viene a cuento. Zarandajas.

Digo bien, zarandajas. Los clichés peperos destinados a deslegitimar al adversario («pacto de perdedores», «presidente por accidente», «presidente ocupa») son demagogias populistas de quienes desconocen la democracia porque pasan de ella o no acaban de entenderla. España, está bien claro, designa presidente del Gobierno, presidentes autonómicos o alcaldes por elección indirecta a través de los diputados o concejales. Si no se obtiene mayoría absoluta en cámaras o plenos hay que pactar. En tal caso, ser la candidatura más votada o no es irrelevante.

En Francia, ya ven ustedes, tienen un sistema mayoritario a dos vueltas. Pero en la segunda los seleccionados parten de cero y el resultado de la primera no sirve de nada. En Gran Bretaña, ahí sí, gana sin más el más votado en pugna uninominal a escaño por circunscripción. Los alemanes tienen un mecanismo mixto bastante complejo. O sea, que cada cual se maneja con sus normas, dando por supuesto que son entendidas y aceptadas sin triquiñuelas.

Aquí, en España, las ideas al respecto suelen ser muy peregrinas. Si no, el PP no andaría con sus monsergas, diciendo lo que no es. Ni, por poner otro caso, los secesionistas catalanes se habrían tirado por la vía del unilateralismo con un respaldo social y electoral que ni siquiera ha llegado al cincuenta por ciento. El nuestro es un país de demócratas improvisados. Y se nota.